Para los mexicanos, la historia anual de la migración de las mariposas monarcas empieza hacia octubre o noviembre, cuando se empiezan a ver grupos de mariposas posándose sobre los oyameles (Abies religiosa) de las montañas del occidente del estado de México y el oriente del estado de Michoacán, y en algunas zonas de las costas del Golfo de California.
A diferencia de la mayoría de otros insectos de climas templados, las mariposas monarcas no pueden sobrevivir un invierno largo y frío. En lugar de ello, pasan el invierno en sitios de congregación. Las monarcas que habitan en el oeste de las Montañas Rocosas, viajan hacia grupos pequeños de árboles localizados en la costa del Golfo de California. Las monarcas del este, por el contrario, vuelan aún más al sur, hasta los bosques altos de las montañas de México.
La migración de las monarcas es dirigida por cambios estacionales. La longitud del día y cambios en la temperatura, influyen en su movimiento.
En todo el mundo no existe otra mariposa que migre como lo hacen las monarcas de Norte América. Pueden viajar más de cinco mil kilómetros, que es mucho más lejos de lo que lo hacen otras mariposas tropicales. Son las únicas mariposas que realizan esta larga migración de ida y vuelta una vez al año. Sorprendentemente, vuelan en masas hacia los mismos sitios de congregación e incluso, a los mismos árboles. Su migración es mucho más del tipo que se esperaría de las aves o ballenas. Sin embargo, a diferencia tanto de aves como de ballenas, los individuos realizan el viaje redondo sólo una vez. Son sus bisnietos los que regresan al sur el siguiente otoño.
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